domingo, 1 de febrero de 2015


Una mujer encantadora que cautiva con su esencia


Hace algún tiempo tuve la fortuna de conocer a una mujer maravillosa que me cautivó con su sencillez. Se trata de doña Teresa Sánchez, la protagonista de la crónica “La vida es dura pero hay que saber librar con ella”. Una historia que me fascinó y que seguirá cobrando vida a través de las letras que la narran.

Aún recuerdo la alegría que le dio cuando le regalé dicho texto, y la tristeza que develó su rostro meses después cuando perdió algunos objetos personales entre los que se encontraba su apreciado escrito. Jamás imaginé que lloraría por haberlo perdido, de verdad, que fue una sorpresa dicho gesto, pues también había extraviado un radio y otros elementos importantes a manos de alguien indelicado.

Al enterarme de lo sucedido, de inmediato le prometí entregarle una copia. A los días en su poder yacía ésta. Me enorgullece mucho el hecho de que valore lo que escribo, porque pocas personas notan que a veces se plasman las ideas y los pensamientos pero con el alma y el corazón. Que alguien valore lo que escribes es una gran recompensa que te motiva a seguir empuñando el esfero para plasmar vivencias del otro, experiencias, opiniones y por qué no, llevar un mensaje que logre conmover e incluso estremecer.

Tere, como últimamente le digo (pues siempre le dije doña Tere, pero no le agradaba mucho), es una persona sumamente especial. Ella es sencilla, sensible, amable y ante todo noble. Tiene un gran corazón y eso claramente lo revelan sus actos. Y sí, todo tengo que decirlo, se ganó mi cariño desde el primer momento, porque encontrar personas con esa gran calidad humana es sumamente complejo.

Saber que soy importante para ella, me llena el alma. Escuchar su voz cada 1 de noviembre, me hace muy feliz, porque es difícil recordar fechas y ella  tiene muy clara la de mi cumpleaños y bueno, esto se volvió un gesto recíproco, porque en mi mente danza un 13 de septiembre con mucho jolgorio, pues, un día como éste hace más de seis décadas nació, para contagiar al mundo con su esencia y adornarlo con su presencia. Me encanta saber que en su corazón y mente hay un espacio para mí.

Recibir varias llamadas telefónicas en el año es muy satisfactorio. Es gratificante entender que no existe un vínculo consanguíneo, pero sí una fuerza y un cariño inmenso que no se dosifica jamás. Con el tiempo se ha solidificado la amistad, y he logrado corroborar la pureza de la misma.

No hay comentarios:

Publicar un comentario