Mímame,
un festival para reír, soñar y disfrutar
Las caras pintadas, las
narices rojas y las sonrisas se tomaron Medellín durante nueve días, gracias a
la versión número 17 del Festival Internacional de Mimos y Payasos Mímame 2014 que
se realizó en la primera semana de noviembre y contó con la participación de artistas
de México, Costa Rica, Guatemala, Italia, Brasil, Chile y el anfitrión
Colombia.
La programación fue
artística y académica, esta última incluyó dos talleres de comedia del arte
italiana dirigido por Antonio Fava. Un taller denominado el placer en la escena
con Víctor Quiroga de Chile. También tuvo cabida un foro titulado La relación
de los mimos clowns con los espacios callejeros.
Algunos de estos encuentros fueron
gratuitos y permitieron conocer un poco más a fondo detalles artísticos en los
que la gestualidad, el ritmo, la improvisación y las funciones de los
personajes estuvieron presentes. Y es que los aprendizajes y las
actualizaciones dentro del gremio son constantes, pues se innova continuamente
con el fin de mejorar cada día las presentaciones y tener a los espectadores
satisfechos.
Las muestras artísticas y
académicas fueron presentadas en espacios abiertos y cerrados entre los que se
incluyeron instituciones educativas, parques recreativos y teatros entre otros.
Las risas y los espectáculos también estuvieron presentes en municipios como
Bello, Rionegro, Carmen de Viboral, Santa fe de Antioquia y Apartadó. Hasta
estos lugares llegaron los mimos y los payasos para compartir momentos
coloridos y mágicos.
La acogida por parte del
público cada vez crece más. El reconocimiento del evento se incrementa con cada
versión y la satisfacción de los espectadores se revela sonrisa tras sonrisa.
Los niños se sorprenden con cada acto, pero no son los únicos, los adultos
también, ambos disfrutan atentamente de cada expresión, sonido e interpretación
que por momentos logra cautivarlos y alejarlos de la realidad, esa que para muchas
personas no es muy amena.
Y es que con sonrisas,
dulces gestos y abrazos desaparece por unos instantes la tristeza. Se
desdibujan los problemas y las preocupaciones y se da cabida a la tranquilidad
y a la felicidad, las cuales son indispensables para llevar una vida más grata.
Hacer reír es un verdadero don que no todos los seres humanos poseen. Encarnar
personajes es toda una proeza.
Pero para eso existe la
vocación, indispensable a la hora de emprender cualquier profesión u oficio.
Además de eso la preparación constante, a través de la observación, porque los
días pasan y con ellos las ideas. Algunos shows se van quedando atrás por lo
que los artistas deben ir dando vida a otros. Los libretos constantemente deben
irse creando, los papeles y personajes deben cobrar vida y delinear sonrisas.
La mayor recompensa para los
mimos y los payasos es el acompañamiento del público, ver la alegría en cada
uno de los rostros de los asistentes y escuchar decenas de aplausos como
muestra de satisfacción y agrado. Y es que de nada sirve tener un buen
espectáculo sino se cuenta con uno de los principales elementos: los asistentes.
“Eventos gratuitos como
estos son los que necesita la ciudad. Ojalá se le siga apostando a la cultura,
me pareció increíble, me reí mucho”, manifestó Juan Carlos Acevedo, uno de los
asistentes.
Cuando un artista solicita
el acompañamiento o el apoyo de personas del público siempre hay una
disposición y una actitud idónea por parte de éstas. De hecho, encarnan por
algunos minutos papeles con mucha naturalidad y destreza. Tal vez por la
sencillez y la confianza que generan los artistas gracias a sus miradas y a esa
calidad humana que poseen.
Los eventos estuvieron
cargados de música variada, vestuarios llamativos, y diversos elementos que
decoraron cada presentación. Entre ellos, bombas de colores y papel picado.
Cada evento del Festival estuvo impregnado de alegría.
Y es que el teatro sin
palabras, más conocido como pantomima, cuenta historias a través de las
miradas, las sonrisas y ciertos ademanes que se acompañan muchas veces de
algunos objetos, los cuales permiten recrear historias. El lenguaje corporal
expresa más de lo que muchos imaginan y se convierte en una de las principales
herramientas de los actores.
Un personaje en escena, es
el resultado de una preparación previa. Que implica grandes dosis de imaginación,
creatividad, ejercicios de escritura y destreza. Los mimos y payasos
constantemente se preparan para sus presentaciones. Buscan conocer nuevas
tendencias para llevarlas a la práctica, pues saben que sus actos deben
actualizarse.
La clausura del evento se
realizó en el sector Carabobo Norte entre el Jardín Botánico y el Parque
Explora. Allí, había una tarima instalada y varias carpas atrayentes que
cautivaban la atención de los asistentes y los transeúntes. Los artistas
estuvieron muy cerca de estos, incluso hubo cierta interacción fuera de escena
que incluyó hasta felicitaciones de por medio.
Uno de los personajes que
cautivó con su carisma y sus actos fue Pepe Picaporte, un Clown de Costa Rica
con 15 años de experiencia en este arte que decidió convertirse también en
bufón hace 6 años. Su trabajo se inclina más hacia esta última línea, la cual
va dirigida a un público más que todo adulto. Sin embargo, toparse con pequeños
no es inconveniente para él.
“Ahorita mi representación
es más de bufón que de clown Felicísimo de estar acá en Colombia en este Festival
de Mimos y Clowns es la tercera vez que vengo y súper feliz, el público es
maravilloso acá en Antioquia es muy entregado”, comentó Picaporte.
Su ojos maquillados de negro
y blanco, hacen juego con su camisa de rayas y su overol oscuro. Sus pómulos
tienen una línea de pintura color rojo, su boca rebordeada de tinta negra
intenta por segundos pasar desapercibida gracias a la enorme nariz roja que
lleva consigo. Este actor tiene clara la diferencia existente entre el clown y
el bufón.
“El clown es más amoroso,
juega más con los sentimientos, con la palabra, con la mirada, con el
público. El bufón es más político, más
anarquista, siempre va a jugar con la verdad aunque duela”, señaló Pepe Picaporte.
Un personaje carismático,
que compartió no sólo su talento, sino también su afecto a través de cálidos
abrazos y algunas fotografías que le brindó amablemente a quienes se le
acercaron para conocerlo un poco. Y es que el amor por el arte pareciera desbordársele
por los poros o al menos es lo que transmite con cada una de sus acciones, con
cada uno de sus gestos.
“Que mejor que un payaso, un
bufón para hacer lo que no se puede hacer, simplemente la máscara más pequeña
del mundo, con esa lográs lo que sea”, expresó Picaporte.
¡Payasos, payasos! empezó a
aclamar el público mientras esperaba la siguiente puesta en escena a cargo de "Ayité" de Medellín, quien salió al escenario con una nariz roja, un maletín
bicolor, medias de rayas y un pequeño ramillete de flores de colores. Una
música de suspenso amenizó en un principio su presentación. Se bajó de la
tarima e interactuó con algunos asistentes.
Aprovechó para seleccionar a
una acompañante con la que realizaría parte de su show y dio inicio a su
espectáculo. Sacó de su equipaje una nariz roja, luego unas rosas del mismo
color y comenzó a interactuar con la mujer del público. Sin murmurar palabra
alguna dejó entrever lo que llamaríamos una conquista, esto gracias a sus movimientos
y ademanes que se entrelazaron para dibujar sonrisas y robar carcajadas a
niños, jóvenes, adultos y hasta ancianos.
La música cambió
paulatinamente. Otra mujer participó de la puesta en escena. Un paraguas rojo
intentó cubrir la lluvia de espuma generada por ésta. El silencio hizo presencia
junto con la ambientación, esta vez, en forma de humo.
"Ayité" decidió pronunciar
unas cuantas palabras e intentó dar una pequeña cátedra sobre el miedo. El
sonido de fondo fue tenebroso para ir acorde con su escaso discurso. Las risas fueron
constantes y hasta hubo espacio para gritos imperativos. Los rostros de los
presentes se tornaron alegres y expectantes hasta que dijo: “el cuarto miedo es
el miedo a la soledad” y se marchó junto con sus acompañantes, dejándolos
sorprendidos y envueltos en risas.
El siguiente show estuvo a
cargo del chileno Víctor Quiroga. Los aplausos
se hicieron presentes. La alegría fue la protagonista, junto con la música, una
verdadera aliada que aguardó cada movimiento. La interacción con el público
nuevamente se dio, éste debía decir constantemente “chan chan” como parte del
show.
Los niños estaban sentados
en primera fila mirando atentamente cada detalle del artista de cabellera larga
que capturaba toda la atención con sus intrépidos movimientos al ritmo de rock.
Dos niñas se subieron a la tarima y lo acompañaron por unos cuantos minutos.
Posteriormente el género musical cambió por uno más suave. Realizó una
simulación con una pequeña flauta y posteriormente se puso un atuendo de
mariachi.
Algunos asistentes se
estremecieron cuando el artista lanzó una rata de peluche. Esta pasó de mano en
mano, en medio del repudio y la risa que generó entre ellos. Después uno de los
participantes interactuó con él al ritmo de rancheras.
La Bandita Alegre de Chile,
fue el siguiente grupo en presentarse. Con instrumentos musicales arribaron al
escenario. Demostrando su cariño por nuestro país: ¡qué viva Colombia! dijeron
en medio de aplausos. El público fue muy receptivo y colaborador. Varias
personas se sumaron al espectáculo. Posteriormente unos huevos ficticios, agua
y harina hicieron parte de la muestra artística.
Los rostros enaltecidos
fueron una constante. Las risas no dieron espera e hicieron presencia durante
todo el show. Los artistas capturaron por completo la atención de los
presentes, los cuales disfrutaron al máximo cada puesta en escena.
“Gozamos más los grandes que
los chiquitos. Me encantan los payasos, me encanta el teatro, yo amo el
teatro”, indicó Miriam Viana, una de las asistentes al evento.
El último acto estuvo a
cargo de Carlos Alberto Álvarez, uno de los mimos más importantes y
representativos de Colombia que ha representado al país en diversos eventos
internacionales, compartiendo sus obras y su talento con personas de diferentes
lugares alrededor del mundo. Lo conocen como “Carlos Mimo”, siempre tiene una
sonrisa en el rostro acompañada de una alegre mirada que emerge con
naturalidad de sus ojos verdes.
El amor por el arte nació en
él desde los nueve años cuando de la escuela lo llevaron a un circo. Lugar en
el que se dejó cautivar por las luces, la alegría, el color y las
representaciones artísticas. Ese mágico universo continuó llamándole la
atención y poco a poco su fascinación por el teatro fue creciendo.
Carlos Álvarez, es el
fundador y Director de El Circo Medellín, el único circo sólido de la ciudad.
Allí, el arte hace presencia a través de diferentes manifestaciones entre las
que se encuentran la música, la imitación, la pintura y el baile.
Desde que se subió al
escenario cautivó con su sonrisa y puesta en escena, la cual incluyó un baile
con un saco de color café y una pequeña modificación en su indumentaria que contó
con un sombrero de dos colores, un pantalón azul oscuro y unos gigantes zapatos
negros.
Con asombro fue observado
por los presentes mientras desarrollaba su espectáculo. Se ocultó detrás de una
pared azul y salió en brazos de un alto personaje, que llamó bastante la
atención.“Mímame es un evento muy
importante para la ciudad y el país para los mimos del mundo, porque aquí
vienen personajes muy representativos, del mundo de los mimos de los clowns, y
es un evento que también tiene su parte académica y es muy importante para
nosotros los payasos y para el público, para la formación del público”, comentó
Carlos Álvarez.
Después apareció galopando
en un caballo blanco en medio del júbilo y el cariño de un público satisfecho
que con alegría, rostros ensalzados y aplausos dijo: gracias. La historia de esta
versión del Festival Mímame llegaba a su fin. A la tarima se subieron todos los
artistas para entrelazar sus brazos e invitar a todos los asistentes a la
próxima edición de esta fiesta colmada de risas que cada vez cautiva más
corazones.
“Esta es la versión 17 y ya
hemos formado un público en Medellín y es una oportunidad también para nosotros
los artistas de encontrarnos, de ver cómo están las tendencias, qué se está
haciendo para dialogar sobre nuestro arte, el clown de los payasos, de los
mimos. Y tenemos una intención de llenar este mundo de payasos”, manifestó Álvarez.
Las historias mudas
atiborradas de gestos, imitaciones e improvisaciones enamoraron a los
asistentes de un arte lleno de color y vida, que cada vez cautiva a más personas, las cuales disfrutan al máximo de cada presentación cargada de alegría.
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