lunes, 5 de enero de 2015



Mímame, un festival para reír, soñar y  disfrutar


Las caras pintadas, las narices rojas y las sonrisas se tomaron Medellín durante nueve días, gracias a la versión número 17 del Festival Internacional de Mimos y Payasos Mímame 2014 que se realizó en la primera semana de noviembre y contó con la participación de artistas de México, Costa Rica, Guatemala, Italia, Brasil, Chile y el anfitrión Colombia.

La programación fue artística y académica, esta última incluyó dos talleres de comedia del arte italiana dirigido por Antonio Fava. Un taller denominado el placer en la escena con Víctor Quiroga de Chile. También tuvo cabida un foro titulado La relación de los mimos clowns con los espacios callejeros.

Algunos de estos encuentros fueron gratuitos y permitieron conocer un poco más a fondo detalles artísticos en los que la gestualidad, el ritmo, la improvisación y las funciones de los personajes estuvieron presentes. Y es que los aprendizajes y las actualizaciones dentro del gremio son constantes, pues se innova continuamente con el fin de mejorar cada día las presentaciones y tener a los espectadores satisfechos.

Las muestras artísticas y académicas fueron presentadas en espacios abiertos y cerrados entre los que se incluyeron instituciones educativas, parques recreativos y teatros entre otros. Las risas y los espectáculos también estuvieron presentes en municipios como Bello, Rionegro, Carmen de Viboral, Santa fe de Antioquia y Apartadó. Hasta estos lugares llegaron los mimos y los payasos para compartir momentos coloridos y mágicos.

La acogida por parte del público cada vez crece más. El reconocimiento del evento se incrementa con cada versión y la satisfacción de los espectadores se revela sonrisa tras sonrisa. Los niños se sorprenden con cada acto, pero no son los únicos, los adultos también, ambos disfrutan atentamente de cada expresión, sonido e interpretación que por momentos logra cautivarlos y alejarlos de la realidad, esa que para muchas personas no es muy amena.

Y es que con sonrisas, dulces gestos y abrazos desaparece por unos instantes la tristeza. Se desdibujan los problemas y las preocupaciones y se da cabida a la tranquilidad y a la felicidad, las cuales son indispensables para llevar una vida más grata. Hacer reír es un verdadero don que no todos los seres humanos poseen. Encarnar personajes es toda una proeza.

Pero para eso existe la vocación, indispensable a la hora de emprender cualquier profesión u oficio. Además de eso la preparación constante, a través de la observación, porque los días pasan y con ellos las ideas. Algunos shows se van quedando atrás por lo que los artistas deben ir dando vida a otros. Los libretos constantemente deben irse creando, los papeles y personajes deben cobrar vida y delinear sonrisas.

La mayor recompensa para los mimos y los payasos es el acompañamiento del público, ver la alegría en cada uno de los rostros de los asistentes y escuchar decenas de aplausos como muestra de satisfacción y agrado. Y es que de nada sirve tener un buen espectáculo sino se cuenta con uno de los principales elementos: los asistentes.

“Eventos gratuitos como estos son los que necesita la ciudad. Ojalá se le siga apostando a la cultura, me pareció increíble, me reí mucho”, manifestó Juan Carlos Acevedo, uno de los asistentes.

Cuando un artista solicita el acompañamiento o el apoyo de personas del público siempre hay una disposición y una actitud idónea por parte de éstas. De hecho, encarnan por algunos minutos papeles con mucha naturalidad y destreza. Tal vez por la sencillez y la confianza que generan los artistas gracias a sus miradas y a esa calidad humana que poseen.  

Los eventos estuvieron cargados de música variada, vestuarios llamativos, y diversos elementos que decoraron cada presentación. Entre ellos, bombas de colores y papel picado. Cada evento del Festival estuvo impregnado de alegría.

Y es que el teatro sin palabras, más conocido como pantomima, cuenta historias a través de las miradas, las sonrisas y ciertos ademanes que se acompañan muchas veces de algunos objetos, los cuales permiten recrear historias. El lenguaje corporal expresa más de lo que muchos imaginan y se convierte en una de las principales herramientas de los actores.

Un personaje en escena, es el resultado de una preparación previa. Que implica grandes dosis de imaginación, creatividad, ejercicios de escritura y destreza. Los mimos y payasos constantemente se preparan para sus presentaciones. Buscan conocer nuevas tendencias para llevarlas a la práctica, pues saben que sus actos deben actualizarse.

La clausura del evento se realizó en el sector Carabobo Norte entre el Jardín Botánico y el Parque Explora. Allí, había una tarima instalada y varias carpas atrayentes que cautivaban la atención de los asistentes y los transeúntes. Los artistas estuvieron muy cerca de estos, incluso hubo cierta interacción fuera de escena que incluyó hasta felicitaciones de por medio.

Uno de los personajes que cautivó con su carisma y sus actos fue Pepe Picaporte, un Clown de Costa Rica con 15 años de experiencia en este arte que decidió convertirse también en bufón hace 6 años. Su trabajo se inclina más hacia esta última línea, la cual va dirigida a un público más que todo adulto. Sin embargo, toparse con pequeños no es inconveniente para él.

“Ahorita mi representación es más de bufón que de clown Felicísimo de estar acá en Colombia en este Festival de Mimos y Clowns es la tercera vez que vengo y súper feliz, el público es maravilloso acá en Antioquia es muy entregado”, comentó Picaporte.

Su ojos maquillados de negro y blanco, hacen juego con su camisa de rayas y su overol oscuro. Sus pómulos tienen una línea de pintura color rojo, su boca rebordeada de tinta negra intenta por segundos pasar desapercibida gracias a la enorme nariz roja que lleva consigo. Este actor tiene clara la diferencia existente entre el clown y el bufón.

“El clown es más amoroso, juega más con los sentimientos, con la palabra, con la mirada, con el público.  El bufón es más político, más anarquista, siempre va a jugar con la verdad aunque duela”, señaló Pepe Picaporte.

Un personaje carismático, que compartió no sólo su talento, sino también su afecto a través de cálidos abrazos y algunas fotografías que le brindó amablemente a quienes se le acercaron para conocerlo un poco. Y es que el amor por el arte pareciera desbordársele por los poros o al menos es lo que transmite con cada una de sus acciones, con cada uno de sus gestos.




“Que mejor que un payaso, un bufón para hacer lo que no se puede hacer, simplemente la máscara más pequeña del mundo, con esa lográs lo que sea”, expresó Picaporte.

¡Payasos, payasos! empezó a aclamar el público mientras esperaba la siguiente puesta en escena a cargo de "Ayité" de Medellín, quien salió al escenario con una nariz roja, un maletín bicolor, medias de rayas y un pequeño ramillete de flores de colores. Una música de suspenso amenizó en un principio su presentación. Se bajó de la tarima e interactuó con algunos asistentes.

Aprovechó para seleccionar a una acompañante con la que realizaría parte de su show y dio inicio a su espectáculo. Sacó de su equipaje una nariz roja, luego unas rosas del mismo color y comenzó a interactuar con la mujer del público. Sin murmurar palabra alguna dejó entrever lo que llamaríamos una conquista, esto gracias a sus movimientos y ademanes que se entrelazaron para dibujar sonrisas y robar carcajadas a niños, jóvenes, adultos y hasta ancianos.

La música cambió paulatinamente. Otra mujer participó de la puesta en escena. Un paraguas rojo intentó cubrir la lluvia de espuma generada por ésta. El silencio hizo presencia junto con la ambientación, esta vez, en forma de humo.

"Ayité" decidió pronunciar unas cuantas palabras e intentó dar una pequeña cátedra sobre el miedo. El sonido de fondo fue tenebroso para ir acorde con su escaso discurso. Las risas fueron constantes y hasta hubo espacio para gritos imperativos. Los rostros de los presentes se tornaron alegres y expectantes hasta que dijo: “el cuarto miedo es el miedo a la soledad” y se marchó junto con sus acompañantes, dejándolos sorprendidos y envueltos en risas.


El siguiente show estuvo a cargo del chileno Víctor Quiroga. Los  aplausos se hicieron presentes. La alegría fue la protagonista, junto con la música, una verdadera aliada que aguardó cada movimiento. La interacción con el público nuevamente se dio, éste debía decir constantemente “chan chan” como parte del show.

Los niños estaban sentados en primera fila mirando atentamente cada detalle del artista de cabellera larga que capturaba toda la atención con sus intrépidos movimientos al ritmo de rock. Dos niñas se subieron a la tarima y lo acompañaron por unos cuantos minutos. Posteriormente el género musical cambió por uno más suave. Realizó una simulación con una pequeña flauta y posteriormente se puso un atuendo de mariachi.

Algunos asistentes se estremecieron cuando el artista lanzó una rata de peluche. Esta pasó de mano en mano, en medio del repudio y la risa que generó entre ellos. Después uno de los participantes interactuó con él al ritmo de rancheras.

La Bandita Alegre de Chile, fue el siguiente grupo en presentarse. Con instrumentos musicales arribaron al escenario. Demostrando su cariño por nuestro país: ¡qué viva Colombia! dijeron en medio de aplausos. El público fue muy receptivo y colaborador. Varias personas se sumaron al espectáculo. Posteriormente unos huevos ficticios, agua y harina hicieron parte de la muestra artística.

Los rostros enaltecidos fueron una constante. Las risas no dieron espera e hicieron presencia durante todo el show. Los artistas capturaron por completo la atención de los presentes, los cuales disfrutaron al máximo cada puesta en escena.

“Gozamos más los grandes que los chiquitos. Me encantan los payasos, me encanta el teatro, yo amo el teatro”, indicó Miriam Viana, una de las asistentes al evento.

El último acto estuvo a cargo de Carlos Alberto Álvarez, uno de los mimos más importantes y representativos de Colombia que ha representado al país en diversos eventos internacionales, compartiendo sus obras y su talento con personas de diferentes lugares alrededor del mundo. Lo conocen como “Carlos Mimo”, siempre tiene una sonrisa en el rostro acompañada de una alegre mirada que emerge con naturalidad  de sus ojos verdes.

El amor por el arte nació en él desde los nueve años cuando de la escuela lo llevaron a un circo. Lugar en el que se dejó cautivar por las luces, la alegría, el color y las representaciones artísticas. Ese mágico universo continuó llamándole la atención y poco a poco su fascinación por el teatro fue creciendo.

Carlos Álvarez, es el fundador y Director de El Circo Medellín, el único circo sólido de la ciudad. Allí, el arte hace presencia a través de diferentes manifestaciones entre las que se encuentran la música, la imitación, la pintura y el baile.

Desde que se subió al escenario cautivó con su sonrisa y puesta en escena, la cual incluyó un baile con un saco de color café y una pequeña modificación en su indumentaria que contó con un sombrero de dos colores, un pantalón azul oscuro y unos gigantes zapatos negros.

Con asombro fue observado por los presentes mientras desarrollaba su espectáculo. Se ocultó detrás de una pared azul y salió en brazos de un alto personaje, que llamó bastante la atención.“Mímame es un evento muy importante para la ciudad y el país para los mimos del mundo, porque aquí vienen personajes muy representativos, del mundo de los mimos de los clowns, y es un evento que también tiene su parte académica y es muy importante para nosotros los payasos y para el público, para la formación del público”, comentó Carlos Álvarez.

Después apareció galopando en un caballo blanco en medio del júbilo y el cariño de un público satisfecho que con alegría, rostros ensalzados y aplausos dijo: gracias. La historia de esta versión del Festival Mímame llegaba a su fin. A la tarima se subieron todos los artistas para entrelazar sus brazos e invitar a todos los asistentes a la próxima edición de esta fiesta colmada de risas que cada vez cautiva más corazones. 

“Esta es la versión 17 y ya hemos formado un público en Medellín y es una oportunidad también para nosotros los artistas de encontrarnos, de ver cómo están las tendencias, qué se está haciendo para dialogar sobre nuestro arte, el clown de los payasos, de los mimos. Y tenemos una intención de llenar este mundo de payasos”, manifestó Álvarez.

Las historias mudas atiborradas de gestos, imitaciones e improvisaciones enamoraron a los asistentes de un arte lleno de color y vida, que cada vez cautiva a más personas, las cuales disfrutan al máximo de cada presentación cargada de alegría. 





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