Más allá de...
Dicen que el mundo se lee a
través de los sentidos. La vista, el gusto, el tacto, la audición, el olfato
nos permiten explorar todo cuanto a nuestro alrededor tenemos, incluso uno de
ellos lo desarrollamos antes de nacer, sí, estando en el vientre de la madre ya
somos testigos de muchas cosas externas, gracias a nuestros oídos que nos
permiten percibir diversos sonidos. Y qué mejor prueba de ello, que la reacción
de un feto ante estímulos como la música y las voces humanas. Paradójicamente
pese a ser el primer sentido que desarrollamos es el último con el que
contamos, pues, algunos expertos manifiestan que cuando una persona fenece, el
último sentido que pierde es éste.
Muchas personas confunden
los verbos oír y escuchar. Según la Real Academia Española (RAE) oír es “percibir
con el oído los sonidos” y escuchar es “prestar atención a lo que se oye”.
Escuchar implica una disposición mayor por parte del receptor. Podemos estar por
ejemplo en un aula de clase, o en una conferencia oyendo lo que nos dicen, pero
muy pocas veces estamos escuchando a esa persona que tenemos enfrente. Son
muchos los factores que influyen, hay elementos distractores y también
situaciones cotidianas en las que destinamos gran parte de nuestros
pensamientos, así que, podemos estar de cuerpo presente en algún contexto
oyendo decenas de fonemas, pero tener la mente en otros espacios e ignorar al
final lo que nos han dicho.
Un ejemplo de la vida cotidiana
es cuando nos ponemos unos auriculares y decimos que estamos escuchando música,
pero no, la mayoría de las personas oímos música, más no la escuchamos, de ahí
que en ocasiones ni sepamos lo que dicen las canciones.
Cuando era una infante en la
escuela mis maestros me enseñaron que cuando una persona habla se le mira y se
le escucha, ya entiendo porque la oración no decía se le oye. Todo tiene una
razón de ser, no basta con oír hay que escuchar, y atentamente para no perdernos
ningún detalle de lo que nos dicen, pues, en cualquier momento nos pueden
preguntar algo al respecto y simplemente podemos ignorarlo por completo, sé que
es difícil porque nuestras mentes son volátiles, pero al menos deberíamos de
ser un poco más conscientes e intentar mejorar en ese aspecto.
Depende de cada uno de
nosotros la conjugación de estos dos verbos. Ojalá enfaticemos un poco más en
el escuchar que en el oír, pues todo el tiempo estamos oyendo, pero no todo el
tiempo estamos escuchando.
No hay comentarios:
Publicar un comentario