Elecciones 2015: un deber de muchos, ejercido por pocos
El pasado 25 de octubre de 2015 se realizaron las
jornadas electorales más recientes de Colombia. Pese a que hubo una reducción en
el abstencionismo, este sigue siendo preocupante. La elección de los
mandatarios ha quedado en manos de unos cuantos que deciden acercarse a las
urnas, a pesar de los prejuicios que emergen debido a la corrupción y a los
escándalos en los que se han visto envueltos algunos políticos que años atrás tuvieron
miles de votos de confianza.
Según el artículo 258 de la Constitución Política
de Colombia “el voto es un derecho y un deber ciudadano”. Sin embargo, pocas
personas hacen uso de este. La elección de los políticos ha corrido muchas
veces por cuenta de menos de la mitad de las personas habilitadas para votar,
un hecho preocupante, si se tiene en cuenta que quienes gobiernan toman
decisiones y acciones que repercuten en el devenir de la sociedad.
Votar o no votar. Ese, es el dilema que muchos
colombianos tienen cuando llega la época de la jornada electoral en el país.
Los que deciden salir a las urnas muchas veces no lo hacen por voluntad propia,
sino por interés. Muchos se ven tentados por los beneficios que trae consigo
tener un Certificado Electoral, entre ellos, el 10% de descuento en el valor de
la matrícula que tienen los estudiantes de las universidades públicas, (artículo 1, de la Ley 815
de 2003) y el medio día de descanso
compensatorio remunerado para los empleados (artículo 3°, de la Ley 403 de 1997)
por mencionar algunos de ellos.
Tal vez, las dádivas entregadas por algunos
candidatos se convierten en la principal motivación para hacer uso del voto. La
comida pareciera ser un elemento tentador entre algunos electores que por un
simple mercado o incluso un bono, regalan el voto, o más bien, lo venden.
“Pasa que nos parece razonable que quien consigue los votos
gana, pero no nos importa cómo los consigue. Y es normal que triunfe quien
tenga más sufragios, es un principio fundamental de la democracia. Pero eso no
quiere decir que vale ganar a cualquier precio ni de cualquier manera. Eso no
lo han entendido ni los candidatos ni quienes votan”, señaló Fernando Giraldo
García, politólogo e investigador de la Universidad del Norte, en Barranquilla
al periódico El Tiempo.
La transparencia en el momento de las elecciones debería ser
una constante. Sin embargo, es un simple imaginario, que no logra trascender
ante personas inescrupulosas que hacen hasta lo imposible por ganar las
elecciones, incluso al punto de comprar votos. Si existe corrupción previa a
las votaciones y durante estas, no me quiero imaginar cómo será un periodo de
gobierno de un mandatario que logra una curul o un cargo a través de este tipo
de “mecanismos”.
Según la Misión de Observación Electoral (MOE) la mayor parte
de las denuncias que reciben son por compra y venta de votos, una problemática
que sigue registrándose, pese a los llamados de las autoridades.
Pero esta no es la única situación que se registra en época
de votaciones. Otro caso de irregularidad se da a través de la trashumancia.
Según el portal web de la Registraduría Nacional del Estado Civil, “es la
acción de inscribir la cédula para votar en un lugar distinto a aquél en el que
se reside y constituye un delito contemplado en el Código Penal Colombiano bajo
el nombre de fraude en inscripción de cédulas”. Este acto es punible por el
artículo 389 del Código Penal, con una pena de 4 a 9 años de prisión.
Un total de 33.820.199 personas estaban
habilitadas para votar el pasado 25 de octubre de 2015. El 40 % de ellas se abstuvo
de hacerlo. Cabe decir, que es un dato preocupante, pero con respecto a otros
comicios se presentó una reducción en el abstencionismo, es decir, más
colombianos salieron a las urnas a votar. Muchos se quedaron en casa y
prefirieron que otros eligieran por ellos.
Sería grandioso que todas las personas
habilitadas para ejercer dicho derecho tomaran la decisión de salir a las
urnas, y así contribuir en la elección de los futuros líderes políticos que nos
representarán.
En las pasadas elecciones los colombianos eligieron:
alcaldes, gobernadores, diputados, concejales y ediles de juntas
administradoras locales para el periodo 2016 - 2019. A partir del primero de
enero empezarán sus labores.
Las campañas políticas en el país iniciaron
oficialmente el 26 de julio de 2015. Desde entonces, vallas publicitarias,
afiches, cuñas y comerciales se convirtieron en los principales aliados de los
candidatos.
Los medios de comunicación sirvieron de escenario
de difusión de muchas campañas. Además las Redes Sociales se convirtieron en un
espacio para promoverlas. Allí los candidatos buscaron darse a conocer y ganar
más adeptos.
Internet es un espacio donde confluyen muchas
ideas, posiciones, opiniones, creencias y gustos. Es un lugar en donde las
voces se difunden rápidamente y a millones de kilómetros de distancia. A través
de la Web se propaga mucha
información, gracias a diferentes herramientas como las Redes Sociales.
Sin embargo, muchos creen que no hay que
confiarse en ellas. Tener muchos seguidores no garantiza, una obtención
significativa de votos. Tal es el caso por ejemplo de Antanas Mockus, quien fue
candidato presidencial por el partido Verde en las elecciones de 2010.
En Facebook
se dio todo un despliegue de su campaña. Los mismos usuarios se encargaron
de promoverla y fueron los que expandieron la voz para ganar más adeptos. En el
país, nunca se había visto un auge político tan grande a través de este medio.
Por la acogida que tuvo Mockus, muchos creyeron que sería el nuevo mandatario
de los colombianos. Sin embargo, Juan Manuel Santos lo superó en las urnas. Lo
que demuestra que no necesariamente el número de seguidores se ve materializado
en las votaciones.
La cifra de seguidores que ostentaba Antanas Mockus
en la época de elecciones del 2010 era 684.341. En la actualidad es de 873.423, una de las más
representativas dentro del ámbito político en el mundo.
Vale la pena decir que muchas de las personas que
están detrás de las Redes Sociales son jóvenes, que ni siquiera pueden votar.
Además quienes se encuentran en condiciones de hacerlo, en ocasiones prefieren
evitarlo, convirtiéndose así en una fuerza online
que no trasciende más allá de las pantallas y que no se ve reflejada en la
realidad, tal como le pasó a Mockus.
Tener muchos seguidores no necesariamente es un
indicador del éxito en las jornadas electorales. Como tampoco lo es liderar las
encuestas, pues, ha quedado demostrado que algunas firmas encargadas de la
realización de las mismas han develado posibles ganadores que a la hora de la verdad
no terminan ocupando el primer lugar tras los comicios.
En la pasada época electoral, el candidato por la
Alcaldía de Medellín que lideraba las
encuestas, era Juan Carlos Vélez, del partido Centro Democrático, quien estaba
respaldado por Álvaro Uribe Vélez.
En muchos medios se anunció que llevaba la
delantera en las encuestas y más de un ciudadano pensó que ganaría por el
simple hecho de tener tanta favorabilidad y estar “apadrinado” por el actual
senador Uribe Vélez. No obstante, fue superado en los comicios por Federico
Gutiérrez, del movimiento Creemos, quien logró postularse como candidato gracias
a miles de firmas que respaldaron su campaña.
Esto deja entrever que las encuestas no son
precisas, simplemente son unos estudios o acercamientos preelectorales, pero
todo se define el día de las votaciones, en las urnas, y ha quedado demostrado
que cualquier cosa puede pasar y que no necesariamente gana el candidato que
las lideró.
Los medios de comunicación se encargaron de mantener
al tanto a los colombianos en cuanto a lo que ocurría alrededor de las campañas
políticas. Se realizaron varios debates en donde se conocieron las posiciones
de los candidatos frente a diversas situaciones planteadas, además las
propuestas con las que impulsaron sus candidaturas. Siendo así, elementos
difusores importantes que permitieron conocer un poco quiénes eran los
postulados y futuros representantes políticos del país.
También fueron de gran ayuda a la hora de
comunicar los resultados emitidos por la Registraduría Nacional del Estado
Civil, quien entregó en tiempo récord los boletines, al punto de informar en 70
minutos el nombre del nuevo alcalde de Bogotá y en 90 minutos los ganadores de las principales
ciudades del país. Es decir, que en poco tiempo los colombianos se enteraron de
los políticos que salieron victoriosos, estando así, al tanto de lo sucedido el
día de las elecciones.
Muchas personas no creen en los políticos y es
normal, ante las situaciones que se han registrado en Colombia. Escándalos tras
escándalos permean a muchos de ellos. Samuel Moreno, exalcalde de Bogotá, deberá
responder ante las autoridades por unos contratos irregulares que se firmaron
en su mandato. Quienes lo eligieron como alcalde deben estar con un sinsabor,
pues escogieron a una persona que se aprovechó de su posición política para
actuar indebidamente.
Él, es solo uno de los tantos políticos que han
obrado mal y han hecho que los colombianos crean menos en ellos, al punto, de
abstenerse de votar en las elecciones, pues muchos generalizan y creen que
todos son unos corruptos, que no harán nada por el país y solo se enriquecerán
a costa de un pueblo ingenuo.