Un toque de color y personalidad
El bus se detuvo a recoger
uno de los tantos pasajeros del día. La puerta trasera se abrió de par en par, y
por ella, ingresó una mujer envuelta en años, 70 calculo yo. Mientras caminaba
hacia la registradora con unas escasas monedas en su mano derecha, dijo con una
voz fuerte “ya le pago”. Se acercó al conductor y le entregó el dinero. Posteriormente,
se sentó y le habló a tres personas que se encontraban cerca “deme una moneda”,
expresó, pero finalmente todas hicieron caso omiso.
Los pasajeros la miraban con
asombro. Su apariencia era bastante llamativa. Tenía el cabello recogido como
una bailarina de ballet, lo adornaba con una pañoleta color fucsia. Su tez era
oscura, llevaba el rostro muy maquillado. Su boca sobresalía, gracias a un
labial rojo encendido. Tenía puesto un vestido azul oscuro a la altura de las
rodillas y llevaba consigo un bolso negro. Sus manos apoyadas sobre la baranda
de la silla, resaltaban. En la izquierda, justo en el dedo anular tenía un
anillo plateado. Llevaba las uñas muy largas, decoradas con un esmalte
naranjado que se veía a metros. Sus zapatos eran unas baletas rosadas que le
hacían juego con el adorno de su cabello.
Esta mujer a simple vista vanidosa
y amante de los colores fuertes no pasó desapercibida. Era la segunda vez que
la veía, justo en la misma ruta. Al parecer los conductores la conocen y no
dudan un segundo en detener su marcha para recogerla. A pesar de los años tiene
su propio estilo, aunque bastante particular por cierto.
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